Hoy se cumplen 20 años del doble crimen de María Víctoria Chiaradía y Horacio Iglesia Braun, dos jóvenes que fueron acribillados a sangre fría.
Roberto es el padre de Vicky y, en diálogo con la radio recordó que «fue una causa emblemática que marcó a fuego a la ciudad de Bahía Blanca». Y reconoció que «es tremendo recordar todo, ella habló por teléfono aquella noche y dijo que se le había quedado el auto, pero seguramente inducida por los asesinos».
En cuanto a la noche en cuestión, esa en la que un grupo de criminales le arrebató a su única hija, Roberto señaló que «pasaron las horas y decidimos hacer la denuncia, y ahí fue cuando empezó la tragedia para nosotros, hasta que los encontraron en un monte en Suárez».
«Habían sido víctimas de una banda en la que participaban toda clase de gente y una de las hipótesis es que Horacio conoció a uno de los que iba de apoyo en otro auto. Ese fue el detonante. Uno de los delincuentes era policía, había una connivencia con el poder político, policial y judicial, hubo de todo», sostuvo.
Y agregó: «Era gente que estaba vinculada directamente a los desarmaderos. Había una persona de Suárez que tenía un desarme y hacía el ‘ponchado’ de los autos que robaban». «Fueron 3 juicios, el primero por el robo del vehículo en el que hubo tres detenidos. Alguien pidió auto con las características del que usaban los chicos y empezó a moverse todo el engranaje».
«Era nuestra única hija y por eso nos apoyamos mucho con mi esposa, vamos todos los días al cementerio, al principio era desgarrador. En su momento le pedimos al intendente Linares que nos diera una ‘esquinita’ ahí para hacer una plaza. A 20 años, vamos todos los días, regamos las plantas y estamos unos 10 minutos».
En ese mismo sentido, Roberto señaló que «es muy difícil que la gente nos entienda, uno está preparado para que muera el padre, pero nunca un hijo. Ella –por Vicky– tenía un futuro extraordinario por delante, había terminado la carrera de profesorado de inglés y tenía pensado irse a Buenos Aires. Tenemos muchas fotos de ella, pero hay una con la bandera de la Provincia de Buenos Aires porque fue declarada la mejor compañera en el colegio».
«Deberían haber sido condenados más personas, yo me hubiera sentido mejor si condenaban a todos los involucrados. Y también al gran encubrimiento que hubo por parte de la policía», remarcó con indignación.
Y por último, detalló cómo transcurren sus días, después de 20 años. «Mirta está como yo, nos sentimos vacíos, esto no se cura más, no hay vuelta que darle. La única forma que tuvimos fue el apoyo mutuo, sostenernos entre nosotros. Dejamos de vivir a partir del 27 de agosto del 2000, solamente respiramos. Yo sigo con mi trabajo y actividad, pero no le encuentro la forma de progreso».
«Vivimos en la misma casa con mi suegra. Seguimos caminando por este rumbo que no sé cuando terminará para nosotros, aparte ahora estamos encerrados. La pandemia nos ha juntado más y no nos ha permitido ir a ver a nuestra hija al cementerio durante tres meses porque estaba cerrado, pero por suerte ahora abrió y pudimos volver», cerró.
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS